Cómo gestionar la falta de agua cuando la escasez es la norma

ESTOCOLMO, 12 sep 2018 (IPS) – Los países en crecimiento tienen economías sedientas, y la escasez de agua se volvió la “nueva norma” en muchas partes del mundo, observó Torgny Holmgren, director ejecutivo del Instituto Internacional para el Agua de Estocolmo (SIWI).

La combinación de cambio climático, economías en rápido crecimiento, desarrollo urbano y malas prácticas agrícolas en las economías emergentes de Asia meridional, la inseguridad hídrica para las personas y los productores marginados ya se intensifica.

Para 2030, se estima que la demanda de agua de India duplicará la disponibilidad del recurso. En nombre del desarrollo se degradarán bosques, humedales, ríos y océanos, pero no tiene por qué ser así, es posible un desarrollo sostenible.

Los oradores que participaron en la 28 Semana Mundial del Agua, organizada por el SIWI del 26 al 31 de agosto, en Suecia, subrayaron a la escasez de agua como factor que contribuye a la pobreza, los conflictos y a propagar enfermedades causadas por el agua contaminada, a la vez que socava el acceso a la educación de la población femenina.

Las mujeres son centrales en la recolección y el cuidado del agua, y son responsables de más de 70 por ciento de las tareas que requieren agua en el mundo. Pero el asunto va más allá de recolectar el líquido vital, se trata también de dignidad, higiene personal, seguridad, oportunidades perdidas y de revertir estereotipos de género.

Holmgren, ex embajador sueco con vasta experiencia en Asia meridional, entre otras regiones, conversó con IPS sobre cómo esa región puede hacer frente a los graves desequilibrios de género en el acceso al agua y al apoyo para transferir tecnología de los países más ricos a las economías en desarrollo para hacer un uso sostenible del recurso.

IPS: ¿Qué medidas deben tomar las economías de Asia meridional para lograr servicios de agua sostenibles a partir de sus recursos naturales?

TORGNY HOLMGREN: Asia meridional atraviesa una escasez por el aumento de la demanda, derivada del crecimiento de las economías y de la población.

Un aspecto fundamental es cómo los países manejan la accesibilidad. En SIWI hemos visto países con una gran escasez que gestionan el recurso de manera realmente eficiente, mientras que otros con abundancia, hacen un mal uso.

Se reduce a cómo las instituciones, no solo los gobiernos, sino las comunidades y la industria en general, gestionan el recurso; en cómo se organizan y se distribuyen los sistemas de agua.

Hay ejemplos de asambleas de aldeas en India que deciden cómo la van a compartir, distribuir e, incluso, cómo tratar recursos hídricos comunes junto a otras aldeas en la misma cuenca.

Un buen ejemplo es el ganador del Premio de Agua de Estocolmo, Rajendra Singh, de India, quien trabajó en áreas rurales áridas con técnicas de recolección locales y tradicionales para recargar las cuencas fluviales, revivir y almacenar el agua de lluvia en cuerpos hídricos tradicionales y devolver la vida a la región. Esas técnicas también pueden servir a gestionar el exceso de agua de las más frecuentes inundaciones.

La mayor cantidad de agua se consume en la producción de alimentos, pero la industria y los generadores de electricidad demandan cada vez más.

A medida que la competencia por el recurso escaso se acelera, tendremos que reestructurar las categorías de usuarios de manera diferenciada según tarifas y asignación del servicio porque los hogares y la producción de alimentos deben contar con una cantidad adecuada.

Aun las reformas de los sistemas de irrigación en la agricultura pueden regular y ahorrar el recurso como lo demostró una investigación del anterior ganador del premio, el Instituto Internacional de Gestión del Agua: si los gobiernos disminuyen los subsidios a la electricidad para bombear agua, los agricultores cuidan cuánta agua subterránea extraen y por cuánto tiempo sin afectar la productividad. Los agricultores extraían menos cuando las tarifas eran más elevadas.

IPS: ¿Cuál es la posición del SIWI sobre la cuestión del apoyo de los países ricos a las economías en desarrollo con tecnología sostenible para la gestión del agua?

TH: El agua tiene ventajas claras, conecta todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y es un asunto realmente global. Si miramos a nuestro alrededor, vemos situaciones similares en Ciudad del Cabo, China y California. El agua no es un asunto Norte-Sur.

Es cierto que la nueva tecnología se desarrolla rápido, pero una mezcla de eso con tecnología tradicional y conocimiento local funciona bien. También necesitamos adaptar las tecnologías tradicionales a las necesidades modernas con respecto al agua y otras situaciones.

Ellas pueden ser básicas, de bajo costo y fáciles de usar. Y pueden impulsar un almacenamiento más eficiente y un uso de “agua verde”, la humedad del suelo usada por las plantas.

La irrigación por goteo comenzó a usarse más en Asia meridional,  y en India, en particular. Es necesario fomentar esto de forma generalizada. También debe subrayarse más la necesidad de reciclaje y la forma en que la industria trata y reutiliza el recurso.

La transferencia de tecnología se hace de varias formas. El sector privado puede desarrollar la tecnología y crear mercados para ella.

Los gobiernos también pueden ofrecer entornos favorables para promover el desarrollo tecnológico de forma que sea viable para su comercialización.

Un buen ejemplo de eso es la tecnología celular móvil, que se usa desde la banca móvil hasta el acceso de los agricultores a información climática y recomendaciones en regiones alejadas.

La transferencia de tecnología de diferentes países puede hacerse a través de donantes o de bancos o mediante organismos multilaterales, como el Fondo Verde para el Clima, pero cualquier tecnología debe adaptarse a las situaciones locales.

Capacitación, educación, información y conocimientos técnicos son, para mí, la mejor forma de transferencia tecnológica.

Estudiantes e investigadores, ya sea a través de intercambios educativos o de asociaciones entre universidades, logran la transferencia de conocimiento y pueden regresar a sus países a trabajar en el desarrollo de tecnologías hechas según las necesidades nacionales.

IPS: ¿De qué forma Asia meridional puede hacer frente al gran desequilibrio de género en el acceso al agua y lograr que haya más mujeres en la gobernanza del recurso en sociedades patriarcales?

TH: Es importante que quienes están en el poder fomenten el equilibrio de género no solo en los ámbitos de decisión, sino también en las instituciones educativas. Es importante hacer espacio para este asunto en la estructura de toma de decisiones de una organización.

Es posible si hay un acceso equitativo a la educación. Vemos una tendencia alentadora en los seminarios de jóvenes, donde a veces la mayoría de los participantes son mujeres.

Cuando se planean y se implementan proyectos es necesario concentrarse en qué es lo que impacta, en cómo afectan las decisiones sobre asuntos específicos en hombres y en mujeres por separado. Y los proyectos deben presupuestarse previendo la cuestión de género.

IPS: ¿Cómo puede el Sur global, bajo presión para aumentar el producto interno bruto, con necesidad de más tierras y más industrias para sacar a miles de millones de personas de la pobreza, balancear la estructura de aguas verdes y grises? ¿Qué papel deben desempeñar las comunidades locales para mantener la infraestructura verde?

TH: Cuando el parlamento de una aldea en Asia meridional decide reforestar, traer de vuelta la lluvia y, cuando llueve, cosechar el agua, se trata de una iniciativa de infraestructura verde centrada en la comunidad. Si se hace a gran escala puede generar un cambio enorme en las personas, los modos de vida y las sociedades en general.

Durante mucho tiempo actuamos bajo el presupuesto de que la infraestructura gris, represas, diques, cañerías y canales construidos por los humanos con un fin, es superior a lo que la naturaleza nos puede traer en forma de manglares, humedales, ríos y lagos.

La infraestructura gris es muy eficiente para transportar y contener agua para la producción de energía. Pero pavimentar la pradera alrededor de Houston redujo la capacidad de absorción del agua de la ciudad (estadounidense) que el huracán Harvey arrojó en agosto de 2017.

No es una cuestión de uno o el otro. Necesitamos las dos, y tenemos que elegir con inteligencia qué nos conviene para nuestros objetivos actuales y futuros.

Ya sean países industrializados o en desarrollo, en la actualidad tenemos que hacer un uso inteligente de la infraestructura de agua verde.

En especial en los asentamientos urbanos en crecimiento de Asia meridional, necesitamos capturar el agua de lluvia, almacenarla en infraestructura verde para reutilizarla porque la gris no puede hacerlo sola.

Traducción: Verónica Firme

Featured Image: Torgny Holmgren, director ejecutivo del Instituto Internacional para el Agua de Estocolmo (SIWI), dijo que como la escasez de agua se vuelve la nueva norma, debe combinarse el conocimiento tradicional con nuevas tecnologías para garantizar la sostenibilidad del recurso. Crédito: Cortesía de SIWI.

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